Si
yo pudiera
escoger
el mes, sería
julio
con
su olor a naranjos en flor
y
la hora sería,
obvio,
el mediodía.
La
ciudad sería Sevilla,
una
vez más, Sevilla.
¿Qué
otra si no?
Habría
multitudes
caminando
presurosas
en
su oficio de turistas,
inundando
la calle en busca de la Giralda
donde
tomarse otra foto
para
el álbum de sus logros.
Pero
tú y yo
caminaríamos
tomados de la mano
y
con cada paso estaríamos
más
cerca
al
instante perfecto,
a
la efimera eternidad de la felicidad.
Si
yo pudiera,
volvería
a despertar
en
ese sueño que fue tu amor
un
día a orillas del Guadalquivir.
Si
yo pudiera,
haría
que tus sueños
me
inventaran de nuevo.
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