Allí donde mi imaginación
escribe tu nombre
existes.
Allí eres libre de ser,
hasta de seguir amándome.
Pero los dos sabemos
que yo no existo,
que soy tu sueño
de un día
en que estabas triste
en que estabas triste
porque él no te amaba
como tú querías ser amada
y soñaste
que un poeta te adamaba.